martes, 24 de febrero de 2009

Poeta vivo

Máxima y Antonio Machado

Hace dos días, el 22 de febrero, hizo 70 años de su muerte y la fecha ha servido para que la gente que le admira y le quiere recuerde su vida, su compromiso inquebrantable con la República, su exilio y también, claro, para que se aliente la lectura o relectura de su obra.

Para la ocasión, permítame que le muestre unos versos suyos que encontré en un muro del Caracol de Oventic, allá en México, en Chiapas. Fíjese usted hasta dónde han viajado. Mírelos, abajo, a la izquierda, rubricando una máxima sobre la utopia y cómo andar hacia ella. Es verdad, la sentencia es un poco larga, usted la hubiera tallado y pulido hasta dejarla en su pura sustancia.
Pero ellas, sus palabras, seguramente se sintieron tan a gusto y allí se quedaron.

¡Ay, Don Antonio, no sabe usted lo vivo que está!

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nuevo: 25.02-09 . Blogs sobre Antonio Machado

Homenajes en el aniversario de su muerte

viernes, 13 de febrero de 2009

Buenas salenas, Cortázar


Un cronopio andaba por su casa, distraído como siempre, y se topó con un recuerdo que tenía la forma de una margarita. Sabido es que los cronopios, esos seres verdes, húmedos, sentimentales y desordenados, dejan los recuerdos sueltos por la casa y, de vez en cuando, les dan consejos para que no sufran algún accidente doméstico. Los recuerdos deambulan y corretean con absoluta libertad y una de sus diversiones favoritas es jugar al escondite hasta que el cronopio los encuentra y entonces hacen como que le asustan. Sin embargo, a nuestro cronopio el encuentro con el recuerdo margarita no le asustó, al contrario, fue para él algo muy especial pues revivió el día en que , de golpe, había sabido su condición de cronopio. La revelación le había llegado de la mano de otro cronopio que se hacía pasar por profesor de literatura, allá por los años noventa, en una ciudad antigua y sin mar, en la que ya no vivía, y a la que volvía únicamente cuando ésta se llenaba de miles de cronopios humeantes y restallantes. El cronopio rebobinó su vida después de aquel simulacro poético y, dándose cuenta de que había sido el incio de su conocimento de la realidad del mundo, de los famas, de las esperanzas y de sí mismo, se sintió el ser más feliz del universo. Considerando que el recuerdo encontrado tenía un estatuto especial, lo acarició delicadamente y lo plantó en un gran tiesto a la puerta de su casa. Al cabo de pocos días había crecido en él una frondosa mata de margaritas. El cronopio. con sumo cuidado, cortó dos flores y se hizo unas gafas. Los otros cronopios que pasaban por allí, también con sumo cuidado, cortaron otras flores y con ellas se hicieron pendientes, paraguas, peinetas, abanicos, máscaras y pancartas.
Para celebrar juntos en la calle, orgullosamente, la fiesta infinita de las palabras.

Buenas salenas cronopio cronopio
Cronopio cronopio
¡Buenas salenas maestro(s)!