viernes, 29 de julio de 2011

Pienso, luego... (II)

aforismo

Una frase más que enriquece mi colección de las que ha generado y genera la famosa máxima de Descartes.
La fotografía la tomé en la acampada de la Plaça de Catalunya de Barcelona, en los primeros días del movimiento del 15M. Un movimiento que piensa y actúa.
En el blog ¡DEMOCRACIA REAL YA! se pueden leer reflexiones y una lista de propuestas.


Enlaces relacionados en este blog

Toma la calle

Enlaces para pensar y actuar

En el blog "De amor y pedagogía"


En el blog "Vida de profesor"



sábado, 23 de julio de 2011

Novela negra



Es un tópico, ya lo sé, pero no tengo otras palabras: la más pavorosa realidad, supera la ficción. Los escritores de novelas negras se reúnen en Gijón en una fiesta literaria que sirve para reflexionar y hacer patente la rabiosa vigencia del género, simultáneamente un asesino (o varios), al parecer fundamentalista cristiano y de ideología de extrema derecha, perpetra(n) una masacre contra el partido socialdemócrata en la pacífica, idílica y desarrollada Noruega.

En este momento me es inevitable pensar en todas las novela negras "nórdicas" que he leído últimamente: Mankell, los dos Larsson (Asa y Stieg), la noruega Anne Holt. Todas ellas traspasadas por un rumor de fondo, inquietante y amenazador, que en algunas es fragor declarado: la tela de araña silenciosa, plagada de complicidades, de la extrema derecha.

La novela negra es un género muy leído pero no siempre bien valorado. Como se puede inferir de este escrito, soy lectora voraz y propagandista activa de las novelas policíacas, libros que, como antaño hicieran las novelas picarescas, además de entretener,Añadir imagen nos muestran todos los estratos sociales, desvelan recovecos, iluminan misterios. Las novelas policíacas también, a veces, intuyen masacres y anticipan desgracias.

Y es que sus autores, fieles conocedores -y por tanto buenos fotógrafos- del alma humana y también de la sociedad en la que viven, detectan antes que nadie donde pone sus huevos la serpiente.










brisa


Amigas y amigos de Noruega, los que conocí en Kalsroy y Vaeroy, profesoras y profesores con los que compartí tan buenos momentos en los seminarios de Drammen y Bergen, recibid desde aquí un mensaje solidario. El fundamentalismo es un monstruo que nos amenaza a todos por igual. Comparto vuestros sentimientos.

Un gran abrazo.

Blog que nos cita

miércoles, 13 de julio de 2011

Alegría en la ventana

alfàbrega a la finestra

Dedico este post a Montse

PIEDRITAS EN LA VENTANA

De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas

quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
quién sabe qué consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos

está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca

está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire más piedritas
abriré la ventana

abriré la ventana.

Mario Benedetti


sábado, 9 de julio de 2011

La cueva de Altamira

Estoy en Santander, donde he participado en un curso de la UIMP. Ha sido una buena ocasión para visitar lugares que no conocía. Uno de ellos, el Museo de Altamira (no el de la famosa cueva sino el de la "Neocueva" porque la auténtica está cerrada al público desde hace algunos años para evitar su degradación). En él hay una reproducción exacta de las fantásticas pinturas de los bisontes.
Es una maravilla de museo que me apresuro a recomendaros si es que visitáis Cantabria.


Y ahora, un poco de literatura, evocando la extraordinaria fuerza de las pinturas de la cueva, esta vez con las palabras de Alberti y de Borges:

"estábamos ya en el corazón de la cueva, en la oquedad pintada más asombrosa del mundo.

Recostados sobre las grandes piedras del suelo, pudimos abarcar mejor, ya que es baja la bóveda, aquel inmenso fresco de los maestros subterráneos de nuestro cuaternario pictórico.

Parecía que las rocas bramaban.

Allí, en rojo y negro, amontonados, lustrosos por las filtraciones del agua, estaban los bisontes, enfurecidos o en reposo.

Un temblor milenario estremecía la sala.

Era como el primer chiquero español, abarrotado de reses bravas pugnando por salir.

Ni vaqueros ni mayorales se veían por los muros. Mugían solas, barbadas y terribles bajo aquella oscuridad de siglos.

Abandoné la cueva cargado de ángeles, que solté ya en la luz, viéndolos remontarse entre la lluvia, rabiosas las pupilas...”

Rafael Albertí "La arboleda perdida"



EL ADVENIMIENTO
Soy el que fui en el alba, entre la tribu.
Tendido en mi rincón de la caverna,
pujaba por hundirme en las oscurasaguas del sueño.
Espectros de animalesheridos por la esquirla de la flecha
daban horror a las tinieblas. Algo,
quizá la ejecución de una promesa,
la muerte de un rival en la montaña,
quizá el amor, quizá una piedra mágica,
me había sido otorgado. Lo he perdido.
Gastada por los siglos, la memoria
sólo guarda esa noche y su mañana.
Yo anhelaba y temía. Bruscamente
oí el sordo tropel interminable
de una manada atravesando el alba
.Arco de roble, flechas que se clavan,
los dejé y fui corriendo hasta la grieta
que se abre en el confín de la caverna.
Fue entonces que los vi. Brasa rojiza,
crueles los cuernos, montañoso el lomo
y lóbrega la crin como los ojos
que acechaban malvados. Eran miles.
Son los bisontes, dije. La palabra
no había pasado nunca por mis labios,
pero sentí que tal era su nombre.
Era como si nunca hubiera visto,
como si hubiera estado ciego y muerto
antes de los bisontes de la aurora.
Surgían de la aurora. Eran la aurora.
No quise que los otros profanaran
aquel pesado río de bruteza
divina, de ignorancia, de soberbia,
indiferente como las estrellas.
Pisotearon un perro del camino;
lo mismo hubieran hecho con un hombre.
Después los trazaría en la caverna
con ocre y bermellón. Fueron los Dioses
del sacrificio y de las preces. Nunca
dijo mi boca el nombre de Altamira.

Fueron muchas mis formas y mis muertes.

J.L. Borges